Un niño jugando con la Nintendo Switch en imagen de archivo. @alvarordesign en Unsplash Omicrono

Solo las voces más disidentes se aventuraban antes a transgredir las normas en cuestión de género. Los hombres no se pintaban las uñas sin parecer estrafalarios, a las mujeres se les condenaba a ser princesas y, por supuesto, la ropita de bebé era azul o rosa dependiendo de lo que tenía en la entrepierna el recién nacido en cuestión. Sin embargo, ahora es mucho más común que las familias eduquen conscientes de no querer perpetuar los sesgos de género.